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Doña Pochola, humor y sonrisas para el alma
Elvira Cosio, más conocida como Doña Pochola, nació un 20 de abril de 1943 en el antiguo paraje de Villa El Blanco, en una casa que hoy no existe más (fue quemada). Hija de padre chileno y madre argentina, es la menor de 13 hermanos, los cuales muchos no recuerda su nombre por ser mayores que ella y por haber emigrado desde jóvenes. Hace 61 años que amanece y ve una imagen 360º de campo y montaña, sin vecinos alrededor.
“Mi papá (José Filomeno) y su madre (Delia Rivera) estaban en la casa, tenían sus ovejitas, su agüita y nuestro hogar era de barro y caña. Éramos pobres, pobres”, afirma.
SUS INICIOS EN LA ESCUELA Y SU INFANCIA
Durante más de una hora, Pochola nos fue recordando cosas de su infancia y de la Escuela 17 de El Blanco, la más antigua de la zona: “La maestra era Matilde Basso, también tuve a la señora Melania Breide, que se venía de a caballo desde arriba, se sacaba la bombacha de campo y dejaba el caballo en lo de Villagrán, para luego ir a dar clases en la Escuela Nº 17. La señora de Pepe Daher también fue maestra”.
Cuenta que todas las tareas eran manuales y junto a los maestros: “Acarreábamos el agua en baldes para la cocina en la escuela, con los maestros, para tener para el día siguiente. Teníamos los tres baños afuera”.
Allí jugaban a distintos juegos: pelota cazadora, pies atados, carrera de embolsados, a la cuerda, a la payanas. Juntos maestros y alumnos, era una muy linda sensación. Todos los alumnos y alumnas eran de la Villa (El Blanco), y compartía con sus amigas “la Beli” (Montaña), “la Pepa”. También le gustaba el folklore y la comedia, pero no tanto los versos.
Luego, Doña Pochola nos explicó el trabajo en la casa junto a sus padres: “En la casa nos hacían trabajar en la quinta, nos mandaban a lavar la ropa en la costa del Río Blanco. Íbamos a hacer fuego primero, llenábamos los tarros y luego poníamos los fuentones con ropa. Todo lo hacíamos caminando”.
“Nevando, lloviendo, teníamos que juntar la leña para el día. Subíamos para arriba. Papá se hacía unos palos largos y se la traía ahí arriba a la leña. Por eso uno sale TAN TRABAJADORA”, se ríe.
“Mis padres me enseñaron a cómo hay que vivir, lo que hacer y lo que no hay que hacer. Antes entre las amistades no nos peleábamos. Éramos siempre compañeras. Si me faltaba alguna ropa, alguna me daba para que me ponga. Yo no me olvido de esas cosas”. A ese comentario agregó que en la época de Perón llegaba ropa al pueblo y de ahí sacaban zapatos y medias.
En reiteradas ocasiones durante la charla, se habló de que todo era caminado o a caballo: “De a caballo íbamos a hacer compras a los almacenes de Daher, Massaud (Boudargham), Basso, también solíamos ir a lo de Nataine”.
¿Y cuando fallecía alguien?: “Había que llevarlo con carro, nade de autos, no existían”.
FORMAR UNA FAMILIA
Con Pichón (su marido) casi fueron juntos a la escuela, ahí se conocieron. “A los 12 o 13 años no nos dejaban ir a los bailes, así que nos enganchábamos con cartitas, va y viene. Había que hacer un curso para mandar papelitos. Él tenía 19 años cuando salió de la milicia y yo 17 años, ahí fue cuando nos casamos. En el año 1962”, explica.
Tuvieron cuatro hijos: Celso, Clotilde, Mirta y Rubén: “Para los nacimientos había que buscar a la partera en Villa El Blanco, a caballo. Era la mamá de Coco Ruiz, y también Doña Rosa Joselino”.
Ya casada y mudada, la tareas de Pochola no aflojaban: “Si había que hacer un cerco o un alambre, lo hacía. Si había que hacer un pozo, lo hacíamos. Mis sueños vivían ahí y también fueron como mis padres. Trabajábamos a la par con animales, quinta”.
Además, indicó que los inviernos siempre fueron con mucha nieve: “No podíamos salir de la casa. Antes era de a caballo, a los pavos solo se les veía el cogote. Y al baño, siempre afuera, exterior, letrina, con balde a agua”.
SUS RASGOS CULINARIOS Y MANUALES
“Ordeñábamos, hacíamos queso, dulce de leche, manteca, le vendíamos a Nataine y también le llevábamos a la señora Melania (Breide) a la escuela”, afirma Pochola.
“Hago los bifes con grebe: hacer los bifes y con el jugo que queda, se hace una salsa blanca, con harina y pimienta”.
“Chiquindombe”: hacer un pavo o un pollo, freír esa carne, ponerle agua y hacer una masa muy finita y cuadrada. Sacás la carne y le vas poniendo una capa finita y otra de carne, luego otra finita y otra de carne”.
También cuenta: “Tejí mucho a máquina y tejo medias, con hilada. Mucha lana hilada vendo, hago chalecos, y los vendo”.
SOCIALES EN EL PUEBLO
Su etapa por el Pueblo siempre estuvo ligada a expresiones artísticas y pasar un buen rato: “En las escuelas hacíamos bailes folclóricos, comedias y obras de teatro. Las organizábamos con Pepino (Bonansea), Chichin (Bonansea), el gringo Villagrán, Pedro Cifuentes, etc. Eran para los chicos y chicas del pueblo. Nos juntábamos entre nosotros. Para la Fiesta del Aniversario del Pueblo hicimos UN RANCHO: colgaban cabezas de vaca y carneros, cortinas de arpillera y también fuimos hilando ropa con los muñecos”, explica.
Luego manifestó: “UN AÑO SALÍ REINA EN LA FIESTA DE JUBILADOS de LA FIESTA NACIONAL DEL ASADO”.
SOBRE EL ENCUENTRO DE JUBILADOS EN ABRIL DE 2023 EN EL GIMNASIO MUNICIPAL
“Hace como dos años no salíamos de casa, estuvo muy lindo el encuentro, nos divertimos un montón, bailamos mucho”. Con una sonrisa a oreja a oreja contaba: “Se me limpió la cabeza, mucho encierro, ese virus nos encerró mucho. La Hija de Alcira (Silvana Villagrán) me buscan¡ron y me llevaron al encuentro. La música muy buena, de antes, no lo que hay ahora”.
¡Gracias, Doña Pochola!